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Oda al coche eléctrico

Si, lo se, lo se. ¿Que tiene que ver un coche eléctrico, con la programación? Nada. Al menos no en el sentido estricto de hablar de un coche. Porque si hablamos de tecnología, los coches eléctricos son prácticamente los que más software llevan integrado. Pero no quería hablar precisamente de esto.

Mi antiguo coche, era de gasolina, y consumía como un tanque, dejando de lado que tenía ya sus años, y me costaron más las reparaciones que le hice, que cuando lo compré de segunda mano. Así que hace tres años, decidí que la gasolina tenía los días contados para mi.

Empecé a ahorrar para poder comprar un coche eléctrico, y pagarlo al contado (Nunca me ha gustado pagar nada a plazos, solo lo hago con la hipoteca de la casa, y aun así me la quitaré en cuanto pueda). En ese momento no había ningún eléctrico que me llamase la atención, ya que las autonomías de los coches relativamente asequibles (No, Tesla no es asequible se mire por donde se mire), no estaban a la altura de lo que yo buscaba, ni la capacidad de recarga rápida para poder hacer viajes.

A finales del 2019, Renault lanzó una nueva versión de su ZOE, con una batería de 50 Kwh con autonomía de 390 km, y capacidad de recarga rápida en corriente continua a 50 Kwh. ¡Bingo! Un coche pequeño como quería, y con unos requisitos aceptables. Fui de los primeros en encargarlo, incluso sin haberlo visto previamente en el concesionario. Si, siempre he sido de los que, cuando se le mete una idea en la cabeza, lo necesita cuanto antes, y a veces me ha resultado bastante mal, pero no ha sido así en este caso.

En febrero del 2020 me dieron el coche, y tengo que decir, que aunque no haya podido conducirlo todo lo que esperaba (Ya sabéis, pandemia, apocalipsis blanco en Madrid, invasión alienigena… Ah no, que eso aun no ha pasado, perdón), es una autentica gozada, y si puedo evitarlo, no volveré a conducir un coche con motor de combustión interna. A todo esto hay que añadir que la recarga en casa es ultra-barata, y no tener que volver a pisar una gasolinera, además de poder aparcar en la mayoría de zonas azules gratis, es de lo mejor que podía pasar.

Aun así lo que quería expresar aquí, es una comparación que oí hace tiempo, y es la más acertada respecto a este tipo de vehículos.

El reloj de cuco

Un reloj de cuco de pared, en su tiempo, fue una obra de ingeniería asombrosa. Su maquinaria, la precisión, los acabados, su funcionamiento, todo en general era una maravilla, y ahora mismo son, literálmente, obras de arte.

Pero claro, siendo prácticos ¿Quien en su sano juicio se compraría ahora mismo, un reloj de cuco de pared, teniendo un Casio de pulsera que puedes llevar a cualquier lado, que cuesta dos duros, y que realiza la misma función, sino fuese más que como una obra de arte? Con los coches pasa exactamente lo mismo.

Un motor BMW es una auténtica obra de arte (Y así se verá en el futuro), un diseño genial, una ingeniería inigualable, que funciona al milímetro y cumple perfectamente con lo que se le pide. Lo que pasa, es que comparado con un motor eléctrico, que es más sencillo que el mecanismo de un chupete, con un mantenimiento ridículo, y mucho más barato (El motor obviamente), en cuanto bajen los precios y aumente un poco la autonomía ¿Quién va a querer conducir un trasto contaminante, que hace un ruido estrepitoso? Estos coches de combustión interna, quedarán relegados a las personas que les guste la sensación de conducción de un vehículo de este tipo, o como simple obra de arte para su apreciación.


Por todo esto, es por lo que, a día de hoy, la venta de vehículos de combustión interna puros, está cayendo en picado, yendo hacia la electrificación completa a pasos agigantados.

Y ahora es cuando decís «pero es que no se puede recargar tan rápido como echar gasolina» o «casi no hay puntos de recarga públicos y no todos tienen garaje«. Lo primero es que los eléctricos, cada vez son capaces de cargar más rápido, y en un futuro cercano, se acercaran casi a la velocidad de echar gasolina. A lo segundo, pues es el talón de Aquiles, al menos en España, ya que lo de impulsar electro-lineras como que no les compensa el esfuerzo y la inversión, mientras puedan seguir usando combustibles contaminantes que ya están establecidos. Pero aun así cada vez hay más puntos de carga, y se pueden hacer viajes largos sin casi problemas (Yo probé en el verano de 2020 a hacer un viaje de 300 km. de ida y otros tantos de vuelta, con cero problemas durante el trayecto).

Como conclusión, y esto ya tiene incluso estudios realizados: La persona que empieza a conducir un vehículo eléctrico, luego no quiere volver a uno de combustión interna. Y en mi caso, es absolutamente cierto.